jueves, marzo 08, 2007

Opinion por Maribel

REFLEXIÓN
Maria Isabel Frey Cela
Una servidora en la medida de lo posible no suele perder las formas, intenta ser tolerante (muy en auge) y respetuosa con los que no opinan como una, desde la distancia y con el sentimiento dolido desde lo más profundo de mi alma no puedo por más qué sacar a la palestra al asesino de marras.
Ahora aquel tipo en los huesos que veíamos postrado en la cama del 12 de Octubre conectado a la teta intravenosa en la fotografía obscena de su propio abogado, es todo un héroe, llega a su país y se baja tan fresco de la ambulancia por su propio pie, ya toma sus primeros calditos, mientras sus camaradas descorcha botellas de champán celebrando la hazaña de su pulso ganado.
Lástima que aún esqueleto tenga tan buen estomago el héroe para lo que no lo tenemos nosotros. El charco de sangre tras el tiro en la nuca del concejal que juega una partida al tute en la cantina del barrio.
Los pedazos de un cuerpo de un Teniente de la Guardia Civil que paseaba de la mano de su hijo por la calle.
Volar por los aires el coche oficial de un oficial del ejército junto con su conductor.
El cubo donde el funcionario de prisiones secuestrado dejaba sus necesidades en aquella ratonera de dos metros cuadrados.
La sien recién aplastada bajo los escombros de una Terminal de aeropuerto.
El mar de lágrimas de veinticinco familias destrozadas por las celebradas hazañas del héroe.
El hijoputa del héroe sonríe tras la huelga de hambre con una carcajada estruendosa que nos espanta el ánimo. El pobrecito anoréxico del pene en erección y la compungida novia con ganas de juerga, ya contradice el negro parte facultativo que le aventuraban todos los pronósticos de muerte inmediata.Que bien parecen sentarle los calditos al heroe.Puede que ya se haya tomado el primer chuletón de buey.Fijaros como la huelga de hambre, con toda su eficacia para despertar la suprema humanidad. Sirve para chantajear pero con matices. Sí, para exigir mejoras penitenciarias. No, para luchar por sus afanes independentistas, desde luego, para esto último, al héroe le parece muchísimo más saludable cepillarse indiscriminadamente una s cuantas vidas ajenas que poner en peligro la propia mediante el ejercicio de su estricta dieta. Así que ahí tenemos al héroe, agasajado por todos los suyos, mientras nosotros lloramos a los nuestros, el seguirá jactándose de manipular un explosivo colocado en los bajos de un coche opresor que ahora vuela por los aires

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