lunes, septiembre 25, 2006

PACO LABARGA
La cerrazón de la 'fe-razón'
Lo malo que tiene el fanatismo es que está muy extendido por el mundo adelante y lo mismo se presenta como una peña futbolística, que como una facción nacionalista o como una religión. Los fanáticos, en vez de cerrar el puto pico, están todo el día ofendidos por cualesquiera opiniones fundadas o infundadas y por las que se sienten atacados. Y como fanatismo e ignorancia son conceptos sinónimos, pues ante la imposibilidad de razonar se refugian en las creencias. Por eso creo que fueron vanos los intentos de conciliar fe y razón de los escolásticos, de Averroes y de Maimónides. Ahora anda el pobre Benedicto XVI con la misma jaculatoria (la cerrazón de la 'fe-razón') y, por lo que se ve, con el mismo éxito. Para colmo, van los ignorantes y lo amenazan a él y a los suyos, incluso de muerte.El papa Ratzinger tiene una edad provecta. Vamos, que tiene un pie en la tumba y el otro en una cáscara de plátano. Yo creo que a un hombre así, y hasta más joven, hay que dejarle decir lo que quiera. Él está en contra del relativismo de nuestros días y yo pienso que el relativismo es la base fundamental del Universo y de ese carcinoma pensante que es el ser humano. Pero la cosa no debe pasar de ahí. Responder al verbo con violencia no sólo es desorbitado, sino que además le da la razón, pues el papa sólo dijo que no se puede propagar la fe mediante la fuerza.
Ahora bien, Ratzinger, podía haberle dicho eso a su amigo Wojtyla cuando canonizó a Pío Nono, un 'angelito' que representaba a Dios y a Cristo lo mismo que hoy Benedicto y que decía: «Socialismo y democracia son unas calamidades»; «no es contrario a la ley natural y divina vender, comprar, o intercambiar un esclavo». Don Pío también decía que la religión católica debe ser considerada como la única religión del Estado, puesto que es la única verdadera, y que en caso de conflicto entre el Estado y la Iglesia debe prevalecer el criterio de la Iglesia.
En 1871, en un discurso público, llamó «perros» a los judíos. Dijo que había «demasiados en Roma» y que se los podía oír «aullar en las calles».
No hace falta ir tan arriba entre los correligionarios de Ratzinger: «No en vano la autoridad ciñe la espada, según nos dijo San Pablo», afirmaba monseñor Guerra Campos, diciendo justo lo contrario de lo que dice ahora el papa, sin que nadie le afeara, siquiera, la expresión.
En 1791, como respuesta a la proclamación por la Convención francesa de los Derechos del Hombre, el papa Pío VI afirmaba, en su encíclica Quod aliquantum, «no puede imaginarse tontería mayor que tener a todos los hombres por iguales y libres». Y en 1832, Gregorio XVI decía que la «libertad de conciencia» era un error «venenosísimo».
La realidad es que hoy al Dios Cristiano (Christian Dior) no le conviene la violencia terrorista que otrora practicó su Iglesia (¡pobre Giordano Bruno!). En cambio, al designio de Alá sí parece convenirle.
PD: Todas las guerras son guerras de religión y todos los dioses son sanguinarios.
Paco Labarga

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