jueves, junio 22, 2006


CARMEN RAMOS
Guerra logística

Si es que ya lo decía el inquilino del ático azul, ese amigo de San Pedro que parte y reparte: «Los últimos serán los primeros». Se refería de aquella al Reino de los Cielos. Pero aquí en la tierra, todavía hoy, el que ríe el último ríe mejor. Y resulta que el que menos rió ahora le toca partirse.
No es que la cosa fuera para andar jugando a la oca y tiro porque me toca, aunque algunos se apuntaron al juego y en cada partida tiraron siempre a matar. Muchos cuartos andaban por entonces en juego y también alguna que otra ilusión.
Toral de los Vados inició la batalla por conseguir dotar de puerto a un pueblo de interior. Aunque fuera seco. Pero al menos sería puerto. Y quizás también un buen revulsivo. Fueron varios los encuentros con la Autoridad Portuaria de Gijón. También alguna visita nos dejaron los asturianos. Renfe también puso de su parte. Estudio de viabilidad —Dios mediante— vino a dar la razón a los que ya la tenían. La cosa tenía sus visos de prosperar ofreciendo una alternativa ya no sólo al pueblo en cuestión sino a toda una comarca. No parecía bastante.
La Junta no contestaba. Realmente nunca contestó o por lo menos de forma clara. Sólo una retórica insulsa que para alguno ya hacía presagiar lo que ahora ya sabemos. Gracias por sacarnos por fin de dudas.
Todo cuadra. Chozas no era el problema, tal y como nos hicieron creer en un principio. De hecho nunca lo fue. El enemigo estaba más cerca. Ponferrada era la gran apuesta para un puerto que el Gobierno regional pretendía instalar en el Bierzo. Pero todo debía quedar en casa.
El puerto de la capital, ahora rebautizado como centro logístico, nació. ¿Sorprendió? Lo hizo con la esperanza de acabar con el de Toral. Hace cuatro meses, una central de compras con una veintena de empresarios. Hace apenas unos días, un convenio de la Junta con el puerto de La Coruña para integrarlo en la red logística regional llamada Cylog. No había nada que hacer.
Pero llega ZP. Y con él la «traición» envuelta en millones. El puerto seco de Toral de los Vados resurge de sus cenizas cual Ave Fénix. El centro logístico se pone a temblar. Ahora todo es un «boicot». Antes no.
El proyecto de Toral fue el primero y el único. Hubo un tiempo que con el de Chozas fue perfectamente compatible. Con el de Ponferrada, por entonces también. Hoy ya no.
Ahora el puerto seco es el enemigo. Cuestionada está la cadena alimenticia. El más pequeño se ha comido al más grande. Ha impuesto su ley el juego político. Es lo que tiene el riesgo.
El ardor que ha causado el anuncio del presidente hace que algunos sólo vean zancadillas. Ahora sí.

jueves, junio 15, 2006

por la red...

DANIEL ÁLVAREZ
¿Cuándo juega España?
Después de este título trampa para sumarme a la ola que hoy inundará todas las columnas de la prensa española, seguiré con el tema que de verdad me interesa. Aún está a tiempo de dejar de leer. Por mucho Mundial de colores que pongamos en nuestros aparatos de televisión, nada va ocultar que el mundo sigue siendo una mierda. Veamos algunos ejemplos recientes. Tres presos de Guantánamo se suicidan y EEUU lo califica de «acto de guerra asimétrica». Hasta ahora conocíamos la guerra preventiva, otro gran invento gracias al cual los americanos pueden invadir cualquier país y hacerse unas fotos en las Azores para celebrarlo. Esa cuna de las libertades que se hace llamar EEUU mantiene desde enero de 2002 un campo de concentración en su base militar de Guantánamo, que es americana pero está en Cuba para joder a Fidel. Pero aunque parezca mentira, Bush le está echando un cable al viejo dictador y le ha llenado la isla de 780 nuevos inquilinos de 40 nacionalidades distintas para compensar el embargo y el éxodo cubano.
Actualmente hay en Guantánamo 465 presos de los cuales sólo 10 han sido acusados de cometer algún delito. En cualquier caso, las vacaciones caribeñas de unos y otros consisten en padecer cautiverio sin ningún tipo de garantía legal, aderezado, por si parecía poco, con buenas dosis de tortura. Así lo han relatado los más de 200 prisioneros que han sido liberados de Guantánamo sin cargo ni disculpa después de años de infierno. Pero ahora les molesta que los presos se le suiciden. «Guerra asimétrica». Y tanto.
También hemos sabido que los vuelos de la CIA con cientos de secuestrados ilegales camino de alguna subcontrata de la tortura hicieron escala en 14 países europeos, entre ellos España. Fue a través del aeropuerto de Mallorca y los artífices de este tráfico humano eligieron esta escala para que los miembros de la tripulación se relajaran en la famosa noche balear. Mucha tensión acumulada, claro. Los jueces van a investigar para dónde estaba mirando el Gobierno español, éste y el anterior, mientras nos usaban como cabeza de puente. Del Ejecutivo anterior podemos esperar cualquier cosa al respecto para agradar al amigo americano. Del actual, ya hay doctores que lo achacan al conocido como síndrome de la retirada de Irak.
En esa patria de las oportunidades que se hace llamar EEUU también tienen sus investigaciones en curso. Las últimas tienen que ver con ciertas matanzas de civiles presuntamente perpetradas por las tropas americanas que convierten en juego de niños la célebre prisión de Abu Ghraib. Así es el terrorismo internacional.
Y para acreditar que el mundo es un lugar mucho más seguro desde que Bush lo gobierna, una última noticia: «La Marina israelí dispara contra una playa de Gaza y mata al menos a 10 bañistas, tres de ellos niños».
¿Cuándo vuelve a jugar España?

jueves, junio 08, 2006


SANTIAGO MACÍAS
Huida hacia delante
Leo con estupor las últimas declaraciones de Ángel Acebes. Sin duda, el político del PP es un hombre de récord; y no sólo por ser de los pocos privilegiados que han ascendido de categoría tras una campaña desastrosa, sino por su habilidad innata para guardar en la chistera declaraciones tan desafortunadas que superan con creces a las anteriores.
La última, el pasado lunes, cuando comparó el proyecto del Gobierno español con el de ETA. Horas más tarde, varios de sus compañeros suscribían sus palabras. Pero nada más lejos de la realidad: si alguien ha tenido como recurso el proyecto de la banda terrorista, ese ha sido el Gobierno de Aznar, y así lo demostró del 11 al 14 de marzo de 2004, con el engaño masivo previo a las últimas elecciones generales.
La estrategia electoral del PP entonces fue una muestra evidente de la rentabilidad política que ese partido quiso obtener de la lucha antiterrorista. Esa había sido durante años su apuesta ganadora. La muestra más evidente quedó latente tras del 11-M, con el vuelco espectacular de los resultados electorales y la derrota del PP, justo en el momento en que ETA desaparecía de la versión oficial.
Parece claro pues, que sin ETA en el discurso la derrota del PP está asegurada. Otro ejemplo fue el reciente debate sobre el Estado de la Nación. Sobre éste, la última encuesta del CIS consideró que el 50,2% de los españoles dio como vencedor al presidente del Gobierno, frente al 14,3% que lo hizo con el líder de la oposición.
Casualmente, los datos negativos de esa encuesta han coincidido en el tiempo con las afirmaciones de Acebes y el principio de la ola de crispación generalizada que sufre la vida política del país desde principios de semana.
Hay dos formas de sacar rentabilidad política de la lucha antiterrorista: una, dosificándola para mantenerla constantemente en la cresta de la ola, y la otra, intentando acabar con ella definitivamente. Y el Gobierno actual ha optado por la segunda, que a diferencia de la primera, da preferencia a la paz. Y si esta vez es la buena, el PP sabe que lo tiene difícil para volver a gobernar a corto plazo.
Para llegar al fin de la banda, el proceso a seguir no difiere mucho del que utilizó, sin éxito, el ejecutivo de Aznar en 1998. Entonces, al contrario que hoy, no hubo titulares de periódicos que dedicaban sus portadas a anunciar la rendición del Gobierno ante ETA y el fin del Estado español. No se oyó a los profetas del desastre desvelar desde sus micrófonos celestiales pactos secretos entre Aznar y Otegi, ni partidos en la oposición que salieran a la calle con una parte de las víctimas para poner la voz en grito contra un Gobierno que buscaba, como hoy lo vuelve a hacer, la paz.
Y eso lo saben millones de ciudadanos de este país, por más que Rajoy se empeñe en decir que Zapatero ha traicionado a la «inmensa mayoría de los españoles». Al contrario; más de un 60% respalda la iniciativa del Gobierno frente a una minoría que la rechaza. Esta suma de contrariedades, esa huida hacia delante, despeja las dudas de la gran mayoría de los ciudadanos en cuanto a los verdaderos motivos del rechazo al proceso de paz por parte del principal partido de la oposición.

jueves, junio 01, 2006

opinion


SANTIAGO MACÍAS
Predicar con el ejemplo
Aprovechando su reciente viaje a Polonia, el Papa Benedicto XVI tuvo palabras de crítica hacia la católica Radio Maryja, hacia Tadeusz Rydzyk, un religioso redentorista director de la misma y hacia todos los que han optado por la política como mejor forma de propagar la doctrina cristiana. Sin embargo, los más pesimistas creen que el enfrentamiento entre el Vaticano y el episcopado de aquel país tiene difícil arreglo, dados los lazos ideológicos entre éstos últimos y dicha emisora.
Hace poco, Stanislaw Michalkiewicz, uno de sus colaboradores, reprochó a los judíos sus reclamaciones por la pérdida de bienes en la II Guerra Mundial. Las quejas de las organizaciones judías obligaron al nuncio del Papa en Varsovia a instar a los responsables de la radio a mantenerse «al margen de las luchas políticas».
Sin embargo, los mensajes antisemitas y xenófobos siguen brotando por los micros de Radio Maryja. Consecuencia de ellos fue el ataque sufrido por el gran rabino de Polonia, Michael Schudrich, coincidiendo con la estancia del Papa germano. Ambos coincidirían en el homenaje que se realizó al campo de concentración nazi de Auschwitz, durante el último día del viaje a Polonia del Pontífice.
En aquel lugar, Benedicto XVI realizó su segunda condena en cuatro días. Y lo hizo hacia sus compatriotas alemanes constructores de aquellos escenarios del horror, donde fueron exterminados millones de seres humanos, no sólo judíos, sino también gitanos, prisioneros de guerra o republicanos españoles. A la condena del Papa le siguió una petición de perdón y reconciliación, y una pregunta sobre dónde estaba Dios entonces para permitir aquel horror, pero eso nadie lo sabe.
Lo que sí se sabe es donde estaban en aquella época la mayoría de sus representantes en la tierra. Por un lado, Joseph Ratzinger, que por entonces militaba en las Juventudes Hitlerianas y más tarde en el ejército nazi. En las mismas fechas, en nuestro país la iglesia colaboraba con entusiasmo con la causa de los sublevados —aliados del nazismo alemán y el fascismo italiano—, donando incluso para la causa gran parte de sus propiedades, para albergar alguno de los más de cien campos de concentración que existieron en la España franquista durante y después de la guerra civil.
Quizás por eso miles de ciudadanos estamos expectantes ante la próxima visita del Papa a nuestro país. Unos, llevados por su fe y los otros por saber si seguirá el ejemplo polaco. Material tiene, y de sobra, para predicar con el ejemplo, tanto en lo que respecta a las ondas y a sus colaboradores, como por la intromisión de la iglesia española en la política nacional y en cuanto a su papel histórico en el último siglo.
Sobre lo primero, mucho nos tememos que el Pontífice se encontrará con la misma oposición frontal de las autoridades eclesiásticas del país; y en cuanto a la historia más reciente, comprobará cómo la iglesia española sigue sin pedir perdón por su participación en la que ellos mismos denominaron «Santa Cruzada». Por el contrario, sigue permitiendo que setenta años después los vestigios de aquella época trágica se mantengan en numerosos edificios religiosos a lo largo y ancho del país.
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