viernes, marzo 17, 2006

Insensato, injustificado, dañino
DESDE LA CORTE
FERNANDO ONEGA

VAMOS a ver: si usted fuera abogado defensor de los terroristas de Atocha, ¿qué estaría haciendo ahora mismo? Con toda seguridad se estaría frotando las manos por la discusión político-periodística sobre las pruebas aportadas por la policía. Tendría sobre su mesa, debidamente subrayadas, las crónicas e interpretaciones que sustentan que no está clara la autoría de la matanza. Tendría anotadas todas las sospechas de manipulación que se han publicado. Y quizá pensaría en llamar como testigos a políticos como Eduardo Zaplana para que expliquen ante el tribunal por qué consideran que no hay claridad sobre quién cometió el atentado. Y todo, con una finalidad: conseguir que el tribunal rechace las pruebas y el sumario, por inconsistentes. ¿Les parece a ustedes una locura? Puede serlo. Pero también es una posibilidad real. A este cronista le abrió los ojos Pilar Manjón cuando lamentó «lo fácil que se lo están poniendo a la defensa». Vio confirmado ese temor al escuchar ayer al señor Peces-Barba que la consistencia del sumario puede verse debilitada con las declaraciones de estos días, que calificó como campaña «insensata, injustificada y dañina». Dañina para la misma celebració n del juicio. Así está el panorama. Dos años después de la terrible matanza que aún nos hace llorar, una conjunción de factores parece haberse confabulado para ayudar a los criminales. Esto es increíble. Pero es dramáticamente verdad. ¿Y por qué se llega a esta situación? Porque alguien, en busca de «otra» verdad, se ha dedicado a indagar los puntos de aparente oscuridad que hubo en la tragedia y en la investigación posterior; porque ha presentado como engaños los fallos humanos producidos, como el de la mochila, que en nada afectan a la credibilidad de la prueba que contienen, pero permiten el discurso de la duda; porque se ha explotado el fondo del deseo de una parte de la sociedad de que ETA haya tenido una participación; cualquier participación; y porque, como hemos señalado en fecha reciente, el Partido Popular ha decidido arrimarse a la tesis de la sospecha, como más beneficiosa para sus posiciones anteriores y quizá para sus intereses electorales. A la vista de todo esto, comienzan a hacerse urgentes algunas preguntas dirigidas a los más locuaces líderes de oposición: ¿de verdad se puede seguir sosteniendo una postura que lleve a la falta de credibilidad del sumario? ¿De verdad es propio de hombres de estado poner en tela de juicio la investigación de los cuerpos de seguridad? ¿De verdad se puede plantear algo así en términos de contienda de par tido? ¿De verdad han pensado que pueden beneficiar a los terroristas más sanguinarios de la historia de España? A mí me parece que no.

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